La juventud gallega vuelve a casa. Pero no por Navidad. Lo hace para quedarse.
Si las tasas de emancipación de las Comunidades Autónomas del Norte (Galica, Asturias y Cantabria) son, tradicionalmente, las más bajas del Estado; ahora se produce una fuerte caída, en el caso de Cantabria de un 8%, en el número de jóvenes (18 - 35 años) que viven emancipados de sus padres.
Mas de un 40% de los jóvenes de entre 18 y 35 años vive en casa con sus padres y de sus padres, sufren la tasa de paro más elevada de todos los arcos de edad, especialmente las mujeres; y los que están trabajando lo hacen en pésimas condiciones y cobrando una miseria. El sueldo medio que perciben no alcanza los 15.000 euros anuales (y más de la mitad se preguntará quién cobra los otros 7.500).
La realidad apunta a que no pueden comprar una vivienda y tampoco pueden alquilarla. La solución para no gastar más del 30% de los ingresos brutos en una hipoteca, no puede ser dilapidar el 50% en un alquiler.
Pese a la fuerte caída del esfuerzo económico necesario para el acceso a la vivienda, la caída de precios tanto en vivienda nueva como de segunda mano y de alquiler; las posibilidades de la demanda y las condiciones de la oferta están muy lejos de encontrarse. Un joven con un buen trabajo puede aspirar a comprar un piso de unos 90.000 euros; según las últimas estadísticas, apartamento de un solo dormitorio en el extrarradio de la ciudad; invendible a corto plazo en el caso de que decida casarse o tener un hijo... ese tipo de cosas que poco a poco se tornan inpensables. Una joven puede aspirar a comprar un coche... no más.
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